¿Cómo afecta el frenillo lingual y labial a la ortodoncia?
El frenillo es un tejido conectivo que está envuelto en una membrana que va desde el cordoncillo alveolar hasta el labio, mejilla o lengua.
Su función es garantizar una movilidad completa de la lengua. Sin embargo, un mal desarrollo del mismo puede causar diversas complicaciones, no solo en cuestión de salud bucodental sino también sobre los tratamientos ortodóncicos.
¿Quieres saber más sobre el frenillo lingual y labial? ¡Acompáñanos en el siguiente post!
Índice
¿Qué tipos de frenillo puedo tener?
Podemos tener tres tipos de frenillo:
Frenillo lingual
Este cordón fibroso de encía va desde la punta de la lengua hasta el suelo de la boca, donde se inserta. Se forma en el proceso de gestación y puede desarrollarse de todos los tamaños y grosores posibles. En caso de existir algún problema relacionado con el frenillo, lo ideal es corregirlo a partir de los dos a cinco años.
Frenillo labial superior
Es un repliegue fibroso de mucosa que puede adoptar diferentes formas y tamaños. Generalmente, comienza en la cara interna del labio superior, insertándose en la encía hasta llegar al paladar, y está presente tanto en niños como en adultos.
Frenillo labial inferior
Este se encuentra en la línea media de la boca y une el labio inferior con la encía. Si por alguna razón alguno de los frenillos labiales crece, tanto en anchura como en altura, puede unirse mediante el tejido de las encías conectando los dientes con la parte frontal del paladar.
El frenillo lingual y labial, ¿afecta en los tratamientos ortodóncicos?
Lo más recomendable es someterse a un análisis del frenillo antes de optar por la aplicación de cualquier tratamiento ortodóncico, debido a que las alteraciones que suelen encontrarse en esta área perjudican con el tiempo a los dientes en su posición y tamaño.
Si el labial superior es muy bajo, no solo la movilidad del labio superior estará comprometida, sino que los dientes superiores acabarán separándose y creando huecos entre sí.
El inferior no suele generar tantos problemas en la ortodoncia, sin embargo, puede provocar cierta tensión, ocasionando una recesión gingival.
Si se trata del frenillo lingual, debido a una anquiloglosia, esta afección es capaz de influir y perjudicar al habla del paciente, causándole problemas para la dicción y afectando a la posición y tamaño de los arcos a la hora de masticar la comida. Por ello, la lengua se acaba expandiendo y se genera un crecimiento a nivel transversal del maxilar superior.
¿Qué problemas causa el frenillo lingual y labial?
Todo dependerá de cada caso, pero pueden provocar inconvenientes de tipo:
Ortodóncico
La variación del frenillo lingual o labial puede causar posiciones inadecuadas o alteraciones en el tamaño y desarrollo de los maxilares, volviéndose más pequeños de lo normal e, incluso, haciendo que se genere un mal funcionamiento a nivel esquelético y dental.
Oclusión
Cuando el frenillo impide el movimiento lingual, la estructura maxilofacial no se desarrolla como es debido, ocasionando que la persona respire por la boca en vez de por la nariz. Esto puede dar pie a procesos alérgicos o contagios virales en las vías respiratorias.
En el habla
En este caso, dificulta la pronunciación de algunos sonidos que requieren de la colocación de la lengua en el cielo del paladar, como los de ciertas consonantes (erre, ese, de, te) o sonidos como, t, d, z, s, r o, incluso, l.
¿Qué tratamientos se recomiendan para el frenillo lingual y labial?
El tratamiento idóneo dependerá de la gravedad del caso. Entre los más frecuentes, destacamos:
Frenectomía
Puede aplicarse con o sin anestesia, el propósito de esta intervención es liberar la lengua para permitir el habla, la masticación y el desplazamiento adecuado.
El método es rápido y las molestias son mínimas, debido a que hay escasas terminaciones nerviosas o vasos sanguíneos en dicha zona. Por lo tanto, se opta por estudiar el frenillo y luego se utilizan unas tijeras esterilizadas para cortarlo o liberarlo.
Si se presenta sangrado durante o después del procedimiento, es probable que solo se trate de una o dos gotas.
Frenuloplastia
Este tratamiento se lleva a cabo siempre y cuando se requiera una reparación adicional o si el frenillo lingual es demasiado grueso como para realizar una frenectomía. Una vez liberado, se cierra la herida con suturas que se absorben solas mientras la lengua va sanando.
Habitualmente, se realiza bajo anestesia general con aparatos quirúrgicos. Tras la intervención, se recomendará una serie de ejercicios linguales con la intención de mejorar el desplazamiento para reducir las probabilidades de que aparezcan cicatrices.
¿Cómo puedo saber si presento alguna anomalía en el frenillo lingual y labial?
Un modo muy preciso y claro de identificar si padeces alguna anomalía es comprobando si al sacar la lengua su punta forma una uve o si se dibuja una hendidura en su centro al tirar de ella.
Asimismo, se evalúa a través de una consulta el grado de movilidad para comprobar si eres capaz de realizar ciertos desplazamientos, como tocar el paladar o el labio superior con la punta de la lengua, sacarla o moverla de un lado a otro.
En casos más extremos, puede realizarse un estudio radiográfico, para descartar la posibilidad de tener un diente integrado o un tabique de hueso bastante grueso.
¿Qué debo hacer después de estas intervenciones?
Por lo general, ninguna de las mencionadas intervenciones desencadena riesgos o complicaciones, sin embargo, puedes seguir al pie de la letra las siguientes indicaciones para evitar posibles contratiempos:
- Por ningún motivo ingieras alimentos hasta que los efectos de la anestesia hayan ido. Este efecto puede reducirse tras unas tres o cinco horas poscirugía.
- Establece una dieta blanda, ingiere alimentos que sean sencillos de masticar y/o tragar, como puré, arroz cocido, cereales, pan blando, tortillas, zumos, etc.
- Para reducir la inflamación de la zona afectada, debes evitar el consumo de alimentos excesivamente calientes, cítricos, condimentados o duros, como patatas fritas, galletas, embutidos o quesos, crema de cacahuete, entre otros.
- Realiza tres veces al día, o después de cada comida, una higiene bucodental adecuada.
El período de recuperación y cicatrización es breve, es decir, en apenas quince días la herida habrá cerrado y la zona afectada quedará liberada. Transcurrido ese tiempo, podrás volver a retomar tu vida con normalidad y percibir mejoras al comer y hablar.
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